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EL DIA DE MUERTOS

Las antiguas culturas que moraban en el territorio de nuestro país, acostumbraban conmemorar a sus difuntos, recibiendo la visita de su espíritu una vez al año.
Para esas ocasiones, la familia se reunía y ofrecía los platillos preferidos del muerto de forma que pudieran compartir con él los colores y aromas de su comida favorita, así como dar testimonio de que lo recordaban y lo acompañaban.
Tanto la cultura tlahuica como la mexica tenían esta creencia y practicaba este ritual. Una modificación sustancial vino con la conquista española.

En general, aunque la religión católica traída por los europeos no suele ofrecer comida y colores a las ánimas visitantes, no estuvo tan alejada de ser aceptada por los pobladores originales en su estilo de rezar y actuar por el eterno descanso de las almas de sus difuntos.
Misas, cruces, velas, fueron elementos rituales agregados sobre el culto prehispánico y el altar original, al cual las familias prehispánicas ya ponían frutas, agua, guisos, incienso y flores.



La profundidad religiosa de estas dos culturas que se encontraron, europeos y americanos, ganó en esta mezcla, en cada lugar del territorio fue la misma religión católica que se combinó con las diferentes tradiciones existentes para celebrar a los difuntos. En cuanto a las culturas prehispánicas del norte o del occidente del territorio de nuestro país, tenían diferentes usos y elementos que los del sur, o del golfo. Cada una tenía su ritual. A todas ellas las cubrió una misma y nueva versión espiritual de conmemorar, y se unificó en el amplio territorio esta celebración. El alcance evangelizador de los europeos llegó a sitios muy lejanos, más allá de donde habían llegado los mexicas en su expansión imperialista.
No quiere decir que ahora el festejo sea idéntico y parejo en todo el país. Solo quiere decir que la versión actual es combinación de un estilo anterior más local, con un estilo europeo de carácter católico.

Con esta mezcla, México tiene ahora una forma de celebrar el Día de Muertos muy diferente a como lo hacen en España, y también distinto a como lo hacían los antiguas culturas del territorio.
Vivimos un sincretismo ritual, y uno de los mejores lugares para disfrutarlo y verlo con intensidad es Ocotepec, Morelos.

En general, en México las ofrendas para el difunto tienen los que se consideran los cuatro elementos básicos:

Agua en cazos o vasos.
Aire manifestado en el incienso o en papeles picados que revolotean con el viento.
Tierra representada en el petate.
Fuego en las velas encendidas.