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NOVIEMBRE 1

Durante el día, las familias preparan todo lo necesario para recibir la visita de las ánimas de sus parientes difuntos. Pero no solo las ánimas irán a sus casas, también recibirán una gran cantidad de respetuosos visitantes vivos que entrarán a sus casas para ver sus altares, el cuerpo simulado que se coloca, y disfrutar de los alimentos y bebidas que se comparten con la gente.

Aunque estas visitas son bienvenidas todo el tiempo, es recomendable empezar a hacer las visitas después de las 6 p.m., cuando el sol empieza a ocultarse y las velas se comienzan a encender.
En los cuatro barrios, en cada casa donde tuvieron un difunto a lo largo del año, muchas veces hacen una línea naranja con las flores de “cempoalxochitl” (o “cempasúchil” como se le dice en español. El nombre náhuatl significa “flor de los veinte pétalos”, ya que Cempoal significa veinte y Xochitl significa flor.
Esta línea de brillante color anaranjado va de la esquina o de la calle, directo a la puerta de la familia que perdió a un ser querido este año.





Quien visita Ocotepec, tiene con esto una forma muy sencilla de encontrar las casas en donde hay altares y celebraciones. Solo tiene que seguir la línea de flores, escuchar los tronidos de los cohetes que están quemando los familiares para anunciar que llega el alma de su difunto y que están listos para recibir visitas, todo esto es una fiesta.








Flores, velas, cohetes, son una buena manera de señalar la casa de las familias que conmemoran una perdida reciente. Imaginación y creatividad son parte de este tributo para aquellas almas visitantes, a las que en este día se les permite regresar a sus casas a disfrutar de la compañía de sus parientes vivos, del color y aroma de sus comidas y bebidas favoritas, y para tener testimonio de que siguen vivos en la memoria y corazón de sus familiares.
Otra forma de detectar las casas en donde se conmemora este día, es identificando a los grupos de visitantes que se reúnen y hacen fila afuera de una casa para entrar.
Una vez que los paseantes encuentran el final de una línea de flores naranjas a la entrada de una casa, en muchos casos encuentran también un colorido arco floral que recibe dando la bienvenida al alma visitante. En estos casos, el nombre del difunto aparece escrito con flores, o frases cariñosas o el papel que tenían en la familia, “Mamá”, “Papá”.
Esos arcos pueden tener el brillante color naranja del cempoalxochitl, con dibujos como ángeles, cruces, líneas, letras, etc.
Todas estas flores colocadas a lo largo de las calles o usadas para decorar los arcos, le dan a esta noche tan especial una frescura muy peculiar, atractiva no solo para las almas que vienen de visita, sino también para los testigos de toda esta celebración.







(El texto dice “Papá bienvenido a tu casa”)








(El texto dice “Tu familia te recibe Esteban”)







Una respetuosa y ordenada fila de visitantes espera su oportunidad para ver el interior de las casas abiertas que exponen su altar, y es en donde la parte más colorida y aromática de la noche tiene lugar.







La decoración de un altar es muy interesante. Por supuesto es diferente de una casa a otra, lo cual enriquece las expresiones de esta tradición. Normalmente la decoración y montaje de las ofrendas o altares comienza desde el suelo, en donde se colocan cruces con pétalos de cempoalxochitl.
Las velas encendidas de diferentes tamaños se colocan en el suelo (para minimizar accidentes).
También colocan un petate.
Sobre el petate se ponen varias cazuelas que contienen los diferentes alimentos que agradaban al difunto, y sin tapadera de forma que el encantador aroma de los guisos atraiga y deleite al ánima visitante.
Los colores juegan un papel importante en todo esto, atrayendo al alma, y explotando en sus matices ante los ojos de los visitantes. Los cráneos de azúcar por su colorido y dulce material, no alcanzan a verse como elementos macabros.
El incensario se utiliza para quemar copal, el cual purifica el ambiente y de esa manera se ofrece al ánima un espacio limpio.
Otro elemento, uno de los principales, es la fotografía del difunto para el cual se levanta y dedica el altar.






En el siguiente nivel, un cuerpo vestido simula al difunto, rodeado por una gran cantidad de flores, frutas (principalmente naranjas, manzanas y cañas), vasos con agua, las bebidas favoritas de la persona, en muchos casos es tequila, ron o brandy, refrescos de cola, limones (todo lo necesario para preparar una Cuba Libre).
La suela de los zapatos siempre queda a la vista de las personas que se acercan a saludar y compartir con los deudos el momento.
Estos zapatos son casi siempre de los que en realidad utilizaba el difunto, y sin duda, el ocasiones, son el par de zapatos favoritos del fallecido.







Un pan especial es elaborado para esta celebración, se llama como en todo el país, “Pan de Muerto”. La variedad más famosa es la que se presenta cubierta de azúcar espolvoreada, y con bolas y formas que simulan los huesos y el cráneo del difunto. Otros tipos de pan representan el cuerpo completo con los brazos cruzados y decorados con azúcar de color rosa, y en ocasiones sirven para decorar al cuerpo simulado en la casa de los deudos.







El cuerpo simulado, se viste con la ropa habitual de la persona que falleció. La cabeza es señalada con un cráneo de azúcar y en algunos casos se le coloca un sombrero.






Muchas velas se distribuyen y venden ese día. Por un lado para la decoración familiar del altar de muertos, y por otro lado, porque a los visitantes nos recomiendan no llegar a las casas con las manos vacías, y de este modo, se llevan frutas, bebidas, pero sobre todo, se sugieren velas.







Pequeños cuerpos hechos de pan, cuyos brazos, piernas y cabeza se cubren de un brillante color rosa del azúcar con que se espolvorean, y de ese modo, se le da un sabor dulce y un aspecto alegre a la muerte.En cada casa en donde se abren las puertas a los visitantes para dejarlos ver la ofrenda o altar, se ofrece una bebida caliente, normalmente es ponche.







En muchos casos también se ofrece algo de comer; puede ser una pieza de pan o un tamal.








La riqueza de esta celebración salta ante la atención y sorpresa de todos los presentes, por sus colores, el perfume de sus flores, el aroma de los guisos, la luz de las velas, la actitud amable de la gente que recibe visitas, ofrece un pan y sirve un ponche, el respetuoso orden en que la gente se acomoda para entrar a las casas y con interés se forma para tener la oportunidad de admirar el empeño con que se ha levantado el altar y se han colocado las ofrendas al difunto, y que todo en su conjunto, es una explosión de vida celebrando la muerte.








La simulada presencia de la muerte (de pies a cabeza) rodeado de tantos elementos, aromáticos y luminosos, colocados en la sala o comedor, en el cuarto de la televisión o en la recámara de la casa, abre una enorme puerta a la privacidad de las familias, no solo a la intimidad física y especial de la gente, sino también a su centro de emociones.